domingo, abril 5



Gracias HBO















No soy solo cine, también me gustan las series de televisión: algunas puedo admitir haberlas visto más que otras. Hay que mantener el status. La obsesión de turno es “True Blood”, la última serie de Alan Ball creador de “Six feet under”, la cual realmente me tiene fascinada, cautivada, soñando con vampiros.


El argumento es el siguiente: en Bon Temps, un pequeño pueblo de Luisiana, Estados Unidos, vive Sookie Stackhouse, una inocente y linda mesera que tiene que trabajar en el bar local con un uniforme que consta de una polera blanca y unos shorts ajustados. Para empeorar la situación, ella tiene la habilidad de escuchar lo que la gente piensa, es decir, puede escuchar los pensamientos, muchas veces asquerosos, de los hombres. Hasta que un día llega un vampiro al bar, al cual no puede leerle la mente. Esto la intriga enormemente y así comienza la historia de amor que es la columna vertebral de toda la historia.


Sí, leyeron anteriormente vampiros. Porque la realidad que se nos presenta en esta ficción es una en que los vampiros son parte de la sociedad como una raza más, ya que los japoneses pudieron crear un sucedáneo a la sangre llamado “True blood”, así los vampiros no necesitarían alimentarse de sangre humana. El problema es que no a todos ellos les gusta esta nueva bebida y no todos quieren compartir con los humanos. Se nos presenta la complejidad del vampiro, que lucha contra su naturaleza y que alguna vez fue humano. Un vampiro que ahora es empresario, que te puede dar el mejor sexo de tu vida, que tiene una sangre que te hace adicto.


Retomando la historia, en Bon Temps comienzan a ocurrir asesinatos a mujeres y es ahí donde todos sospechan del vampiro, que en realidad está tratando de pertenecer a este pueblo, en el cual vivía antes de ser convertido.


Lo más destacable de la serie es la presentación de una sociedad en que los vampiros están recientemente incluyéndose, sobretodo en un pueblo de campesinos sureños, los cuales aún tienen especiales remembranzas de la guerra civil y que representan a ese ciudadano norteamericano típico: el no ilustrado, el intolerante, el patriota, el que ve las noticias y cree que todo es verdad. Es a través de la vida y problemas de cada uno de los personajes que podemos hacer un retrato de la sociedad estadounidense, esa que tanto le teme al “otro” y que busca sus respuestas en religiones, alcohol y en la violencia.


Los vampiros son solo una justificación que nos permite cuestionarnos cómo nosotros nos enfrentaríamos a lo que no conocemos; qué haríamos si lo que pensábamos que era solo un mito ahora es verdad. Es ahora que podemos cuestionar nuestra realidad, ¿lo que conoces es lo que existe o hay algo más allá afuera?