jueves, marzo 30

Hoffman, el ladrón de almas



Del director Bennet Miller, nos encontramos con este largometraje basado en la vida del periodista, Truman Capote, que al enfrentar el asesinato de una familia en Holcomb, Kansas City, tuvo que lidiar con sus propios temores y demonios, dando como resultado la novela de “no ficción” A sangre fría que consolidó su fama como autor.
Este film de 114 minutos de duración es brillante en múltiples niveles, como pueden lograrlo pocas realizaciones cinematográficas en estos tiempos.
En un primer lugar, y reconocido por la, en ocasiones, “conservadora” Academia, está la sobresaliente actuación lograda por el protagonista, Philip Seymour Hoffman, quien se adjudicó la estuatilla de Mejor Actor Principal. Desde un primer momento se convierte en Capote; Hoffman parece sustraer la identidad de este escritor en todos los niveles posibles; su ya conocida presencia, tono de voz, semblante y fuerza, que lo caracterizan, parecen huir en pro de una actuación, lenta, sublime y fulminante, que es el sustento de la ópera prima de ficción de un realizador suspicaz y detallado.
Es Bennet Miller el gestor de escenas con toques preciosistas y una estética que no se apreciaba hace un buen tiempo y realmente se extrañaba en Hollywood . La composición del plano y la fotografía juegan un rol fundamental, ya que nos posicionan tanto en el encuentro con las emociones del protagonista como en la época en que se desarrolla la historia. El juego de la luz y el movimiento de los personajes crean una dinamismo que a veces dice más que el propio diálogo. Capote es un recorrido, un encuentro con la imagen de un periodista benevolente y egocéntrico; reconocido por todos, pero perdido en la inmensidad de la contemplación de su propia consciencia y de la consecuencia de sus actos de compasión y amor. Y es en Hoffman que se pueden reconocer todas estas características en su notable e inclusive excelente trabajo que me llevan a recordar la capacidad de “hacer sentir” , de sorpresa y de la maravilla que puede ser la ficción contada con otros ojos.
Más que una recomendación, es un deber el apreciar esta destacable obra del llamado Séptimo Arte.