lunes, septiembre 12

Magnolia




Siempre trato de buscar solo un concepto que pueda definir la película que acabo de ver o que estoy viendo, encontrar esa palabra que lo dice todo y que te deja satisfecho y pleno, como pocas veces estas en tu vida. No sé si mi capacidad léxica me traicionó o si en realidad este concepto nunca existió, esa única palabra que lo es todo y que realmente no puedo encontrar.
Estrictamente hablando magnolia es un árbol o también la flor de este, que es bella, solitaria y terminante. Esta flor es una culminación, tal como se perfilan los personajes de esta historia. Porque de ellos fue tejida esta idea y de sus vidas está formada esta flor, Magnolia.
Como un simple espectador nos introducimos en la vida de estos personajes, sin preguntarle a nadie, sin que nos vean jamás; solo que el momento que se elige es ruptura, caos, marchitamiento. Vidas que van directo a un precipicio y de hecho las vemos caer, destruirse, chocar, sangrar….
Es sola una historia ficticia con una realidad abismal que nos enfrenta al ser humano y a sus emociones en un estado crudo, sin censuras ni cuidados. Sin embargo esta irrealidad que solo se encoge a una pantalla es más, el poder de estos hilos que te van envolviendo como un remolino se pasan a tu emoción, a tu persona, a tu sentir. Es en ese momento en que te das cuenta que es una película que es más tuya que de nadie y que lo que estás sintiendo no está mal, no eres una persona débil por estar llorando sino que te apropiaste de lo que te fue ajeno.
Magnolia te demuestra al ser humano a través de historias separadas que tienen en común puntos que todos hemos sentido en algún tiempo. Te demuestran lo grande y lo pequeño, lo fantástico y lo simple. Paul Thomas Anderson (guionista y director) finalmente te retrata, poniendo en el tapete tus dudas, tu indefinición, tus miedos y tus preguntas.
Al parecer somos todos Magnolias, con más o menos pétalos.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

buena crítica.

6:59 a. m.  

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